habitus y cultura; el intercambio
F.A.C.S.O
Sede Antofagasta
Chile - 2010
Habitus y el traspaso cultural
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Elaboración práctica para la cátedra de teoría sociológica.
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La siguiente monografía es un acercamiento a los postulados de Pierre Bourdieu en torno al concepto de Habitus y su traspaso cultural. Desde aquel concepto al mismo tiempo se invita a echar una mirada relacional, en torno a la realidad latinoamericana.
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Autor: Giovanni Pellegrini.
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I. Habitus y el traspaso cultural
La propuesta de la siguiente monografía tiene por objetivo acercarnos a un tema tratado y elaborado por un autor contemporáneo y que adquiere relevancia considerable en torno al fenómeno de la agencia humana, su composición y transmisión de orden cultural. De esta manera con Pierre Bourdieu encaminaremos la discusión en torno a la idea de la transmisión cultural del Habitus; concepto que esta vez nos corresponde atacar desde su proposición teórica para el entendimiento de la realidad social. Conceptualmente es “generado por las estructuras objetivas y éste, a su vez, genera las prácticas individuales dando a la conducta esquemas de percepción, pensamiento y acción”
En este sentido nuestra dedicación inicial estará enfocada en la descripción de este concepto según la elaboración de Bourdieu, permitiéndonos un acercamiento prudente para su comprensión, y cómo esta creación conceptual y su afinamiento puede ingerir sobre las formas de hacer las cosas y con la idea de individuo agente sin predeterminación estructural.
Conveniente es que las formulaciones centrales que circundan a la epistemología de las ciencias sociales encuentren asidero en las pretensiones teóricas, lúcidas de autores como Giddens y Bourdieu, Lash y Urry entre otros, donde la problemática gira frente solucionar el divorcio, que se deja manifiesto desde los clásicos, entre conceptos como individuo y sociedad, principalmente la relación entre estructura y la acción humana, vale decir, separar los dualismos, las oposiciones binarias, las dicotomías rígidas, que separaban y contraponían lo que es estructura – acción, individuo – sociedad, necesidad – libertad, micro – macro, determinismo – contingencia, necesidad – azar, es decir, que esas estructuras dicotómicas, esas oposiciones binarias que, de alguna u otra manera, han tendido a sesgar, no solamente el pensamiento social, sino que el conjunto del pensamiento, en distintas áreas.
Sí, no dejar de tener en claro que estas formulaciones corresponden a creaciones provenientes de un periodo rico conceptualmente hablando, en la producción de conocimiento, de la Europa continental, un periodo histórico de brillantez en la aparición de mega-teorías que intentan reformular, releer las teorías del pasado y ofrecer una nueva concepción de la realidad que en este caso se funda en la idea de crear la lógica interrelacional de las dualidades que han concebido al mundo. Una idea sólida, que se convierte, al mismo tiempo, en tesis central de los planteamientos realizados por Pierre Bourdieu.
Entre tanto como misión adyacente en esta monografía intentaremos conjugar estos entredichos con la realidad latinoamericana y el caso particular de Chile. Cómo es que los planteamientos teóricos elaborados por Bourdieu, en este caso, pudieren resultar útiles para optimizar las relaciones sociales mermadas por la indiferenciación de las mismas, aún así los traspasos culturales, desde donde se aferra el autor, son reales y pueden significar una aproximación para interpretar la realidad en el caso latinoamericano y chileno.
Al mismo tiempo resulta importante aclarar que la sociología planteada por Bourdieu es una de carácter cultural, aunque paradójicamente su dedicación no versa sobre conceptos relacionados con cultura, abre una puerta para entender los traspasos culturales en torno a los comportamientos que generacionalmente se han establecido. Lo que nos lleva entender su afán por recomponer las viejas ideas de conceptos como clase y cómo estas se distinguen por la posición que ocupan dentro de la estructura de producción y por la forma como se producen y distribuyen los bienes materiales y simbólicos en una sociedad. Claramente caemos en cuenta que los conceptos que revisa no corresponden a aquellos de connotación cultural.
Encontramos entonces que el concepto de Habitus es una de los cánones fundamentales de Pierre Bourdieu a la sociología y uno de los módulos claves de su edificación teórica. Por medio de su elaboración y definición conceptual entendemos que, como hemos dicho más arriba, pretende superar la oposición entre objetivismo y subjetivismo, entregándonos los parámetros esenciales para su comprensión bajo la idea de que ambos, como viejas rivalidades, más bien se corresponden entre sí y en su diferencia necesita el uno del otro para su funcionamiento. Entonces: “Las teorías "objetivistas" explicarían las prácticas sociales como determinadas por la estructura social: los sujetos no tendrían aquí ningún papel: serían meros "soportes" de la estructura de relaciones en que se hallan. A su vez, las teorías "subjetivistas" tomarían el camino contrario: explicarían las acciones sociales como agregación de las acciones individuales.” (http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/H/habitus.htm).
El Habitus es el concepto que permite a Bourdieu relacionar lo objetivo (la posición en la estructura social) y lo subjetivo (la interiorización de ese mundo objetivo). Este autor lo define como: Estructura estructurante, que organiza las prácticas y la percepción de las prácticas [...] es también estructura estructurada: el principio del mundo social es a su vez producto de la incorporación de la división de clases sociales. [...] Sistema de esquemas generadores de prácticas que expresa de forma sistémica la necesidad y las libertades inherentes a la condición de clase y la diferencia constitutiva de la posición, el Habitus aprehende las diferencias de condición, que retiene bajo la forma de diferencias entre unas prácticas enclasadas y enclasantes (como productos del Habitus), según unos principios de diferenciación que, al ser a su vez producto de estas diferencias, son objetivamente atribuidos a éstas y tienden por consiguiente a percibirlas como naturales (1988b: 170-171).
Entonces convengamos que existe una socialización (primaria y secundaria) del Habitus, convengamos digo, pues utilizaremos esta identificación del fenómeno descrito por Bourdieu para adentrarnos metodológicamente en el proceso quizás dialéctico entre el mundo objetivo y el mundo subjetivo.
Hay que ser consecuentemente lúcidos para considerar que los arrebatos de los lectores, entre los pre-requisitos como la fenomenología, el estructuralismo, el interaccionismo, como obstáculos teóricos para el avance hacia una neo-teoría pretendida y formulada por esta camada contemporánea de autores europeos son, bajo un acuerdo común, superados por los entredichos de nuestro autor.
En qué consta entonces este traspaso cultural de un Habitus. Si sabemos que el concepto hace referencia a las maneras, prácticas y modos de hacer presentes en las personas y/o comunidades científicas, es entonces como nos permitimos identificar, un proceso de socialización constante, entre la agencia humana y la estructura, el saber y poder identificarnos en nuestro universo personal como social nos ofrece un sinfín de posibilidades de acción, pero accionar que está estructurado y que estructura.
Bourdieu nos cuenta que es el Habitus la posibilidad cierta que obtenemos para adquirir aquellas prácticas individuales, como traspasarlas mediante este complejo proceso de transmisión, directa o indirecta, que concreten una coherencia de nuestro accionar: "Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen Habitus, sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos , objetivamente "reguladas" y "regulares" sin ser el producto de la obediencia a reglas , y, a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción organizadora de un director de orquesta."
Ahora bien, esta idea que enmarca la tesis central de Pierre Bourdieu, se perfila como una predeterminación estructural, aun así es poco meritorio creer que es solo desde la estructura que puede ser el hombre influido, determinado, condicionado. En mi humilde opinión, como implica, sustancialmente, que es el hombre quien al mismo tiempo puede incidir, modificar, intervenir a la estructura como creación humana, es decir intentar aprehender las realidades sociales como construcciones históricas y cotidianas de actores individuales y colectivos, construcciones que tienden a substraerse a la voluntad clara y al control de los mismos actores. Así, necesariamente, el orden histórico de la construcción de la realidad significa que hay una impronta a acercar las nociones de la realidad social hacia el devenir de la formación socio-histórica, una apreciación constructivista que de la filosofía de la ciencia abunda en la apreciación desde las ciencias sociales como directriz del complejo mundo moderno, posindustrial.
Una nueva manera de observar a la sociedad, una nueva forma de entender una sociedad ya no con la insensatez de la dictadura binaria en el orden separatista de las ciencias mismas antes que lo contrario.
Me explico; consideramos que según Bourdieu hay una serie de prácticas que provienen de un mundo objetivo, que mediante proceso socializador incluimos en nuestro sedimento de conocimiento como prácticas o acciones válidas para enfrentar una u otra situación, gráficamente corresponde a que las relaciones sociales, las realidades sociales, son a la vez objetivadas e interiorizadas y aquellas provienen de un mundo externo al hombre (instituciones, reglas) que pertenecen a la estructura y que al mismo tiempo permiten delimitar el accionar y apoyo del mismo.
Asimismo encontramos en Bourdieu la conformación de un estructuralismo constructivista, en donde el mismo autor explica: “Entiendo por constructivismo la afirmación de que existe una génesis social de los esquemas de percepción, de pensamiento y de acción que son constitutivos de lo que llamo Habitus, por una parte; y por otra de las estructuras sociales, particularmente de lo que llamo campos o grupos, así como también de lo que ordinariamente suelen llamarse clases sociales” (Bourdieu, 1987a: 147).
Es en esta afirmación a mi juicio es en donde encontramos la síntesis exacta de lo que el autor intenta ofrecer por medio de sus conjeturas y el acercamiento que hemos planteado hacia la comprensión de la realidad siempre desde los lineamientos del mismo autor.
Hay un origen social en lo que los actores sociales tienen o presentan de forma inherente, sin embargo esta inherencia, esta pertenencia de prácticas, tipos de prácticas, formas de prácticas, son traspasadas socialmente, a lo que nos hemos arriesgado de agregar el término, que ojalá no se salga de contexto, de socialización de las formas y tipos de prácticas. Una socialización que predispone a no alterar la forma de la estructura, a respetarla o quizás temerla. Y sobre todo en el caso latinoamericano que desplegaremos de manera breve al finalizar este comentario.
Lo que Bourdieu nos ofrece bajo el rótulo de “constructivismo estructuralista” es una economía general de las prácticas centrada en las nociones de capital, interés, inversión y estrategia, y una antropología global (en el sentido kantiano del término) que se propone aprehender la acción social en su integralidad, superando las dicotomías clásicas que minan por dentro a las ciencias sociales. (Giménez, G. 1997: pág. 3)
Entre tanto, nos podemos preguntar en qué espacio se intercambian este tipo de prácticas individuales, hay manera de corroborar este traspaso cultural, si bien entendemos que cultura como concepto ha generado bastantes malestares dentro de los cientistas sociales, a este respecto podemos recurrir a una negativa de primer orden y que implica el cuestionamiento a la forma de identificar la cultura y su manifestación, como identificarla, como operacionalizarla, ¿delimitarla acaso? Bien, para lograrlo la cultura debemos encontrarla materializada en hechos concretos y el traspaso cultural que se realiza mediante la comunicación permite que la cultura se materializa, entonces invitamos a otro gran teórico como lo es Luhmann, cuando nos indica que todo lo que es comunicación es sociedad, (Luhmann, N: Pág. 15, 1993), y todo lo que es sociedad es comunicación. Ahora bien esta comunicación o esta sociedad para Bourdieu tiene la posibilidad de traspasar culturalmente el Habitus en el Campo: “El campo serviría de mediación entre lo individual y lo social, es una red de relaciones objetivas entre posiciones, es un espacio donde los agentes pueden actuar pero a su vez se encuentran limitados por las mismas reglas que conforman el campo. El autor rechaza el concepto de "aparato ideológico" para no caer en la concepción de la escuela, los partidos políticos, la iglesia, etc. como "artefactos diabólicos" que obligan a los individuos a actuar de una forma determinada” (http://www.antroposmoderno.com/textos/bordieu/shtml/consucultu.shtml).
Es un espacio donde los agentes pueden actuar, el espacio físico en donde las relaciones sociales se llevan a cabo, y las manifestaciones culturales realizan su intercambio y perpetuán muchas veces la estructura o según los lineamientos de Bourdieu, podrían modificar, con el accionar humano, el componente y complejo estructural.
Existe aquí pues, una teoría de la estructuración, que, como mencionamos en un comienzo, proviene de una camada fecunda en la generación y superación de las viejas teorías, en consecuencia los aportes conceptuales se condicen con un nuevo periodo histórico para mundo de las ciencias sociales, sin embargo, hay aquí una superación al mismo tiempo en la creación de un nuevo momento en las ciencias sociales de América latina y el Caribe, existe una innovación en el trabajo por ejemplo de la sociología en el terreno de las relaciones sociales o es, una deuda que la intelectualidad latinoamericana mantiene en torno a la interpretación de la realidad de la región y el tipo de relaciones sociales dentro de la misma.
Hay una serie de interrogantes que se presentan en torno a esta materia y que bajo mi opinión considero relevantes para dar amparo a ciertas problemáticas que se suscitan en la región, lo que propongo aquí es extender lo que resta de este comentario echando una mirada sobre lo que para América latina y el Caribe en su conjunto contiene la relación de Habitus en sus relaciones sociales.
Lo propondremos de la siguiente manera. Si entendemos Habitus como la manera de relacionar un mundo objetivo, desde la estructura social y de qué manera este mundo es interiorizado por la agencia humana (mundo subjetivo) y a partir de aquello organizar las prácticas y las percepciones de aquellas prácticas, existe el afán de mostrar una dialéctica entre estructura y acción, donde el análisis del sujeto en la práctica social responde, por un lado, a un condicionamiento en tanto producto de la realidad social, y por otro, a un aspecto condicionante del mismo. Entonces preguntémonos si es correcto considerar que esta idea de que el agente en América latina es producto de la sociedad, creo que sí, es correcto, sin embargo creo al mismo tiempo que en América latina hay una marcada determinación por parte de la estructura y si a esto le sumamos la idea de Bourdieu con respecto al traspaso cultural, definitivamente convendremos en que los traspasos generacionales dentro de la región, caminan con esta predeterminación de carácter cultural, hay una historia marcada por hechos oscurantistas, las ideas que provienen desde la estructura se han teñido de este oscurantismo y que para el vulgo ha significado reconocer entre el traspaso efectivo de las prácticas una en orden de sumisión y obediencia (al estilo nietzscheano).
Convengamos entonces que existe una socialización contextualizada en un ambiente marcado estructuralmente por el sentido cultural de la sumisión por parte del mundo subjetivo, la agencia humana lo ha aceptado a través de la historia y para la estructura no existe ningún inconveniente en mantenerlo de esa manera, de esta manera, el Habitus primero como condicionamiento, estable y afiatado en las manifestaciones culturales, deja de comprender la cara influenciable desde la agencia humana, es decir dentro de América Latina hay un alto grado de incongruencia en el proceso dialéctico propuesto por Pierre Bourdieu, entre acción y estructura, más bien existe una predeterminación de la estructura por sobre el sujeto y el sujeto colectivo al mismo tiempo, predisponiéndolo a aceptar una realidad que en su totalidad no resulta ser, muchas veces, la correcta.
Entonces, es en América Latina una relación constructivista al estilo Bourdieu, hay un compromiso de las ciencias sociales en torno a la conformación de una matriz de conocimiento que aborde las relaciones sociales, la interacción social en su manifestación cultural, en la cristalización de la cultura mediante sus ritos, hay un entendimiento de lo que es la realidad Latinoamericana.
Por supuesto que si el Habitus latinoamericano esta dictado por la predeterminación estructural, existe una forma de cambiarlo, el mismo Bourdieu ofrece una aproximación: "El peso particular de las experiencias primitivas resulta en efecto en lo esencial del hecho que el habitus tiende a asegurar su propia constancia y su propia defensa contra el cambio a través de la selección que opera entre las informaciones nuevas, rechazando, en caso de exposición fortuita o forzada, las informaciones capaces de poner en cuestión la información acumulada y sobre todo desfavoreciendo la exposición a tales informaciones. (..) Por la 'elección' sistemática que opera entre lugares, acontecimientos, personas susceptibles de ser frecuentados, el Habitus tiende a ponerse al abrigo de las crisis y de las puestas en cuestión críticas asegurándose un medio al que está tan preadaptado como es posible, es decir, un universo relativamente constante de situaciones propias a reforzar sus disposiciones ofreciendo el mercado más favorable a sus productos. Y es una vez más en la propiedad más paradójica del Habitus, principio no elegido de todas las 'elecciones', que reside la solución de la paradoja de la información necesaria para evitar la información" (Bourdieu, 1980: 102) (http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/H/habitus.htm).
Nos encontramos, claramente, bajo un conflicto, una dicotomía que para las pretensiones de aquellos que desde la Europa superaron la viejas resabias entre la separación individuo – sociedad, de un tiempo a esta parte y no solo por las superaciones socio-económicas, sino que también culturales, cualitativamente hablando, han llegado a llamarse desarrolladas, caso contrario de lo que a juicio personal, ha ocurrido dentro de la región latinoamericana, donde la conformación de la estructura social ha estado impregnada de procesos letargosos y no integradores, donde el salto cuántico, cualitativo se encuentra ausente y las relaciones entre los componentes de la sociedad son desiguales y desequilibradas.
El camino entonces que se propone para restablecer este proceso dialéctico entre estructura y acción, más bien proviene del sentimiento de generar primero que todo un compromiso de parte de las ciencias sociales, la sociología, primordialmente, frente a devolver bajo términos científicos la realidad a las personas, en un lenguaje entendible, amparable. Al mismo tiempo conviene revertir cualquier animadversión politizada en contra de proponer una mentalidad crítica, una mentalidad crítica argumentativamente, lógica y que con el conocimiento ofrece una neutralidad elocuente y argumentativa racional para caminar hacia la reconstrucción de la relación entre estructura y acción.
Existe una conformación histórica del Habitus, las prácticas transmitidas culturalmente mediante la identificación de este concepto están marcadas por hechos socio-históricos que necesariamente intervienen en el modelo de acción, modelo el cual encontramos arraigado al interior o en el espíritu de las memorias sociales y sus individuos, quienes las manifiestan.
Entonces al incluir aquí el campo de Bourdieu, nos encontramos con la interrogante figurativa que insta a inquirir por la existencia de una coherencia entre la estructura modificadora de acción y la acción modificadora de estructura, sin embargo como hemos dicho el proceso dialéctico entre ambos se ve truncado por razones socio-históricas que al mismo tiempo soslayan el tiempo y espacio físico en donde se tranzan estas manifestaciones culturales.}
Existe entonces un hecho doble, la estructura en el caso latinoamericano ha transformado 1) el Habitus, como prácticas y/o maneras de hacer en las personas y 2) el campo, como espacio físico para el intercambio cultural del Habitus. Un hecho doble que implica las verdades históricas reflejadas en el mundo objetivo, que precisamente tienen aceptación en el mundo subjetivo.
Estos hechos históricos y de la historia reciente en el caso chileno, también contienen un pattern que ha promovido la nueva forma de asumir lo que aprendemos a identificar en nuestros universos y que hemos de creer que siempre ha sido de la misma manera.
Es de mi interés dejar un llamado de atención frente al complejo subdesarrollado de la región latinoamericana, ya que promueve gran parte de una conquista identitaria, formadora y resocializadora de este Habitus obnubilado presente en nuestra realidad. En consecución de hechos que para el caso chileno es reflejo explícito de lo que hemos tratado de explicar; un momento histórico que querámoslo o no, ha dejado su huella en los modos de acción en las personas y mi cuestionamiento sugiere que la participación de las ciencias sociales no solo tienen que versar sobre la interpretación de la interpretación de las teorías clásicas y las no tan clásicas, sino mas bien introducir una nueva teoría, que rompa con la de la lógica Europea, sin desmerecerla, pero que siguen marcando una pauta que no incluye la nuestra.
"Producto de la historia, el habitus produce prácticas (...) conformes a los esquemas engendrados por la historia; asegura la presencia activa de las experiencias pasadas que, depositadas en cada organismo bajo la forma de esquemas de percepción, de pensamiento y de acción, tienden, de forma más segura que todas las reglas formales y todas las normas explícitas, a garantizar la conformidad de las prácticas y su constancia en el tiempo." (Bourdieu, 1980: 91) (http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/H/habitus.htm).
Bibliografía:
Gilberto Giménez, LA SOCIOLOGÍA DE PIERRE BOURDIEU. Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Niklas Luhmann, Raffaele de Georgi. Teoría de la sociedad. Universidad de Guadalajara, primera edición, 1993.
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